A Maximiliano Schonfeld lo conocíamos por su fábula rural Germania, una muy buena película. La helada negra vuelve a un terreno similar para contar una historia sobre el misterio, ni más ni menos. Una joven llega a un pueblo que vive de la tierra y al que una helada condena: la joven cura esa helada. Con imágenes bellas, hipnóticas a veces, nada pictóricas y siempre cine, Schonfeld retrata las raíces de la fe, del miedo y de la superstición. Hay pocos films así.