Buenas muchachas.
Toni Collette y Monica Bellucci protagonizan esta propuesta centrada en la figura de Kristin Baldano Jordan (Collette), una mujer que tiene una vida poco feliz, con un trabajo y matrimonio que tampoco le generan alegrías. Todo cambia cuando se entera del fallecimiento de su abuelo y que heredará los negocios “poco limpios” de este familiar.
Bajo la guía de Bianca (Bellucci) comienza esta comedia de enredos que drena lo mejor de El padrino o Buenos muchachos y eso es lo que es justamente: una parodia que juega con el empoderamiento femenino y mostrando a través de la comedia que también los mafiosos pueden usar minifaldas.
Por lo que este nuevo inicio desde California a Italia (más estereotípico no se consigue) va a representar para Kristin no solo una suerte de refundación de su vida sino una oportunidad para poder hacerse respetar y encontrar la felicidad que hacía rato parecía haberse evaporado de su chata existencia.
No voy a entender como la crítica muchas veces se ensaña con una comedia que solo busca entretener, no es un género que se centre justamente en lo argumental, sino que la exigencia mínima es que puedas soportar los 100 minutos sin levantarte de la butaca.
Catherine Hardwicke, conocida por haber realizado la primera entrega de Crespúsculo, parece probar propuestas distintas antes de volver a lo grande con alguna saga popular y está bien que como directora incursione en otros géneros saliendo de su zona de confort.
En definitiva, La heredera de la mafia es un filme de comedia que no es necesario sobreanalizar y que deja por detrás un mensaje bastante crudo que se adorna con risas.