El legado del diablo, Sexto sentido, Pequeña Miss Sunshine, El casamiento de Muriel, Un gran chico, Entre navajas y secretos, la serie La escalera... La australiana Toni Collette es una de las actrices más versátiles y talentosas de los últimos 30 años y su sola presencia como protagonista exclusiva me motivó a ver La heredera de la mafia. Y, aunque ella da todo (y más) como para que la experiencia resulte al menos llevadera, el material concebido por los guionistas Michael J. Feldman y Debbie Jhoon es... imposible. Una acumulación de situaciones trilladas, chistes gastados y algo de humor físico que ella sobrelleva con una dignidad conmovedora.
Igual de frustrante que el guion es el trabajo de una directora como Catherine Hardwicke, quien supo rodar hace ya dos décadas las promisorias A los trece y Lords of Dogtown, consiguió un éxito masivo como Crepúsculo y luego entró en un declive con bastantes más tropiezos que hallazgos y que ahora encuentra en La heredera de la mafia uno de los puntos más bajos de su filmografía.
Collette es Kristin Balbano Jordan, una californiana que es menospreciada por sus compañeros de trabajo, engañada por su marido con una mujer más joven y con un hijo adolescente que se va del hogar para iniciar su vida universitaria. En medio de un ataque de nervios, angustia e indignación, recibe un llamado desde Italia diciéndole que ha muerte Balbano, el Don de uno de los más poderosos y violentos grupos mafiosos. Sí, verán al comienzo de este párrafo que Balbano era el primero de sus apellidos y a las pocas horas ella estará en Roma para asistir al funeral y... hacerse cargo de los destinos de esa Famiglia con Bianca (Monica Bellucci) como consigliere.
Lo que sigue es una acumulación de gags sexuales (ella hace demasiado tiempo que ha dejado de tener encuentros íntimos), confabulaciones (no tardan en querer envenenarla), pintoresquismo all'italiana y bromas no demasiado inspiradas que remiten a El Padrino, Los Soprano, Buenos muchachos, Caracortada y otras ilustres películas y series sobre gánsteres. Cierta bienvenida veta feminista solo reviste, camufla y envuelve lo que por dentro no deja de ser una propuesta demasiado obvia, subrayada, torpe y previsible.