De madre ordinaria a patrona legendaria, esa es la premisa que intenta sostener como principal atractivo un producto como “La Heredera de la Mafia”. Dirigida por Catherine Hardwicke, un endeble guion firmado a dúo por Michael J. Feldman y Debbie Jhoon, adapta a la pantalla una historia originalmente concebida por Amanda Sthers. Nulo timing de comedia y un nivel de humor pobrísimo acaban por derribar demasiado pronto cualquier expectativa posada sobre disparatado rollo. Pecando de un ínfimo gusto estético (la tipografía elegida recuerda demasiado a la de “El Padrino” y podría haberse obviado), dinamita cada plano con todos los estereotipos esperables del cine de gángsters. Incluso, si se trata de una parodia. A la hora de cumplir con los clichés, el empoderamiento femenino es el asunto que más importa dentro de esta guerra mafiosa declarada. Un infortunio de cadáveres, disparos y sangre de utilería. La inmensa Toni Collette hace lo que puede con un personaje delineado con trazo bien grueso, pero el resultado es insalvable. Menos argumentos de defensa encontramos para una caricaturizada consiglieri interpretada por Monica Bellucci, quien nos hace añorar aún más a la actriz de films como “Malena” o “Irreversible”. Lo criminal, realmente, es que este film exista.