La herida y el cuchillo es el último e inquietante estreno del cine nacional de este año que nunca olvidaremos. La idea de esta película es mostrar con lenguaje cinematográfico cinco años de trabajo de Nicolás García Wehbbi, una idea audaz que definitivamente pone al proyecto como una de las propuestas más extrañas de la temporada. Wehbi es el fundador de El Periférico de Objetos, grupo paradigmático del teatro experimental e independiente argentino; se ha destacado en sus actividades como director teatral, régisseur, performer, actor, artista visual y docente.
Durante los cinco años de carrera que abarca la película, el director Miguel Zeballos registró el trabajo íntimo de la creación de las obras más emblemáticas de García Wehbi, entre ellas “58 indicios sobre el cuerpo” (en Timbre 4 y en el Centro Cultural Haroldo Conti), “Vértigo” (en la Facultad de Derecho), “Napoleón” (en el CCK), “Orlando” (en el Teatro San Martín), la sesión de fotos para Communitas (libro que hizo con Nora Lezano), “Artaud: lengua madre” (junto a Gabo Ferro), y dos de los tres espectáculos que componen la trilogía de la Columna Durruti, “La Chinoise” y “En la caverna de Platón/La cabeza de Medusa“, entre otras. La cámara se volvió testigo del trabajo infructuoso de Wehbi y sus equipos buscando un lenguaje que involucre también al espectador como participante de las puestas.
Hay algo de espíritu situacionista, mucho de intentar subvertir la experiencia del espectador y de sacudir la conciencia del que se acerca a estos trabajos y pasado eso al cine uno no puede dejar de pensar en algunos aspectos de ciertas obras de Passolini. Está claro que Zeballos busca la manera de no hacer estrictamente una película sobre las puestas sino que elabora una especie de ensayo sobre toda la obra del artista que lleva años provocando y poniendo en tensión al espectador desde distintos escenarios.
La herida y el cuchillo cumple su misión de meternos dentro de ese mundo disruptivo y se vuelve una experiencia muy particular y por momentos fascinante.