La historia grande del arte moderno en el siglo XVIII trae pocos recuerdos de mujeres talentosas, porque aquella era una época donde sólo los hombres, tenían permitido brillar. René Féret elige para su nuevo opus rescatar a una figura prácticamente desconocida para el gran público, una mujer cercana al increíble Wolfgang Amadeus Mozart, nada menos que Nannerl, su hermana.
Aquí tenemos una reconstrucción de época cuidada, una atmósfera tangible y pintoresca, y un relato donde el gran Mozart, es apenas un secundario. El centro de la escena se lo lleva Marie Féret (hija del director), quien juega el papel de Anna-Marie Mozart con una sencillez abrumadora. Nacidos en el seno de una familia donde la música era esencial (Leopard Mozart, su padre, estaba al servicio del príncipe arzobispo de Salzburgo y componía), desde los primeros acordes sabemos de qué va la historia: dos hermanos con talento, en una situación especial.
Uno, está destinado al éxito. No sólo por su genio, sino por su género. La hermana de Mozart, en cambio, verá cómo sus sueños de volverse una gran artista se truncan a medida que la magia de Wolfgang aumenta, hecho que está prolijamente documentado en la realización. Ella responde a este proceso esperando igualmente, aunque sin éxito, el ser reconocida.
Y Nannerl, entendiendo el cuadro de situación y joven como es, comienza a explorar su costado más salvaje, acercándose al joven Delfín para iniciar una relación amorosa extraña que complica, enriquece y desorienta a su medio, que espera una existencia más previsible. No vamos a contar como la joven artista logra canalizar su energía para llevar a la superficie su talento, lo que si hay que decir es que esta descripción, es lenta y pausada y transcurre de manera armoniosa pero con pocas emociones.
Contrariamente a lo que pensamos, el film se estructura en base a contradicciones fuertes, pero expuestas de manera disfrazada y que se bloquean y relacionan sutilmente. La música, vehículo del alma de estos personajes, está y juega su papel en forma. Marie-Jeanne Serero y los aportes de Gabriel Yared hacen una gran banda de sonido que tiene todos los elementos necesarios para hacer creíble esta reconstrucción (no hay registro de las obras originales de Nannerl para aseverar su condición).
Es cierto que está presente el conflicto de lucha de género (desarrollado con corrección) y hay un marco que permite observar ese anhelo de libertad y búsqueda de desarrollo personal de una mujer en una sociedad que no permite eso. Sin embargo, la cinta no descolla, sino elige un lugar para observar curioso, donde la fibra en los personajes (a excepción de Ferét, quien captura toda la atención en pantalla) nunca termina por hacerse palpable, hecho que resta posibilidades a la trama. Más allá de eso, debemos decir que "La hermana de Mozart" es una realización cuidada y prolija que no conmueve, pero aporta una mirada original a un personaje que a quien la historia quizás, no le hizo justicia.