Una familia bien de Tucumán viaja a su bellísima quinta en las montañas de Villa Nougués, uno de los lugares más lindos de la provincia jardín de la patria. Viajan con su empleada, una chica callada que contesta con monosílabos las pocas veces que le dirigen la palabra. Están en pleno asado, llegando a la sobremesa, cuando la chica, sola en la cocina, empieza con trabajo de parto. Como iba fajada para disimular, nadie sabía que estaba embarazada. Segunda película del tucumano Luis Sampieri, con un elenco casi íntegro de actores de la provincia, La Hija observa las consecuencias de la llegada intempestiva d ese bebé o, más bien, la frialdad cruel con la que reaccionan los patrones, suerte de señores feudales para quienes el servicio no tiene ni nombre. Y menos debe traer problemas tales como un bebé. La Hija tiene un ritmo lento, acaso demasiado, en planos fijos que duran más de lo que parece justificarse en términos del relato, que es más bien mínimo. También parece exagerado el retrato de clases, estos dueños de casa demasiado malvados e insensibles. Con sus defectos, Sampieri consigue mantener el interés hasta un desenlace bien resuelto en este drama algo grotesco, pero logrado.