Con una apuesta narrativa y estética semejante a la del cine argentino de los años 60, sensación acentuada por la fotografía en blanco y negro, La hora de la siesta observa el comportamiento de una pareja de niños hermanos, el día del fallecimiento de su padre, en un ámbito pueblerino. A la hora de la siesta los hermanos, incómodos por la presencia de parientes indeseables, saldrán de su casa y darán una vuelta por el barrio, haciendo escalas en su plaza y su iglesia. Pero finalmente pasarán la mayor parte de ese lapso en una casa oscura y misteriosa donde viven un niño obeso y su madre enferma, donde tendrán lugar escenas extrañas, crispadas y acaso alegóricas. La idea puesta en juego por la directora y guionista Sofía Mora en esta ópera prima tiene un arranque interesante, pero luego las situaciones se irán volviendo grotescas, en medio numerosas indefiniciones narrativas y argumentales. A estos tramos fallidos se les suma una muy floja dirección de intérpretes infantiles, que en muy pocos momentos alcanzan una mínima convicción actoral; aunque hay que aclarar que también deben batallar con los diálogos de un guión caprichoso. Sólo el trabajo de la iluminación y la imagen, entonces, se pueden destacar.