No quiero volver a casa
Esta pequeña, austera y encantadora (sin demagogia) opera prima de Sofía Mora ganó el premio principal de la Competencia Latinoamericana del Festival de Mar del Plata 2009.
En blanco y negro y pantalla ancha, esta joven directora -con algo del cine de Celina Murga- narra las vivencias de la preadolescente Franca (logrado trabajo de Belén Poviña, una revelación a tener muy en cuenta) y de su hermano menor Guido (un menos convincente Elías Maidanik) durante las horas posteriores a la muerte de su padre.
Mientras su madre se encierra a llorar y la casa se inunda de familiares y amigos para el velorio, ellos deciden salir del hogar y pasear por una plaza, una iglesia y una casa vecina, donde encontrarán a un chico obeso que se sumará a ellos.
El film describe con sensibilidad los miedos, contradicciones, juegos, imaginaciones, misterios y prejuicios de los dos chicos, aunque algunos diálogos aparecen sobreescritos o no alcanzan la naturalidad deseada. De todas maneras, una película más que auspiciosa de una nueva realizadora que se suma al muy interesante panorama femenino del cine argentino.