La Hora de tu Muerte: Hay que leer las condiciones de servicio.
Llega a los cines una película simple pero entretenida para el espectador de las vacaciones de verano que busca asustarse un rato.
Con un tagline llamativo para cualquier productora como “Si pudieras saber en qué momento exacto morirías ¿Querrías saberlo?”, se presenta esta película de terror compuesta por errores básicos pero igualmente entretenida.
Por simple curiosidad la protagonista, una enfermera, descarga una aplicación a su celular que predice cuando vas a morir -como también nosotros predecimos que hechos sucederán-. A varios de sus compañeros les toca que morirán dentro de muchos años, pero a ella en pocos días. De todas formas nadie cree en que sea una app verdadera. A la larga el tiempo, al igual que un ser espectral pisándole los talones, se convertirán en sus peores enemigos mientras ella trata de descubrir cómo salvar su vida.
Ha llegado la versión actualizada de Destino Final (2000) para la nueva década que recién comienza. En este caso trae más “jumpscares” que muertes entretenidas, pero la premisa es bastante similar, mezclándose un poco con el auge del universo de El Conjuro (2013). Los personajes saben que van a morir y hacen lo posible por salvarse. Las formas de hacerlo, prácticamente en el acto final del film, son algo ordinarias para el habitual espectador de terror.
No hay nada de profundidad en este tema que podría ser explotado de otra forma. Son solo escenas de tensión con sustos a veces muy bien logrados. Hay elementos utilizados de manera inteligente como el no leer las condiciones de servicio. Todos alguna vez aceptamos cualquier cosa que instalamos en nuestro teléfono. Aun así el saber que vas a morir y ese poco tiempo que te queda es utilizado con momentos perezosos y torpes narrativamente, además de apariciones y una explicación más vinculada a lo fantasmal y ritual que al auténtico terror que podría haber aparecido. Esto lleva a una resolución insatisfactoria con el miedo a la tecnología siendo tocada de manera muy superficial.
Sin embargo los personajes lo hacen entretenida. El director y guionista, Justin Dec, con su primer largometraje cubre los fallos de la película con sus personajes simples pero agradables. La protagonista Quinn Harris (Una bellísima Elizabeth Lail (You-2018)) realiza un buen trabajo soportando las peripecias que se le presentan, como asimismo su acompañante Matt Monroe (Un natural Jordan Calloway). Pero los dos que se destacan entregándoles ese escaso humor consciente de sí mismo, son el dueño de una tienda de electrónica y un cura (Tom Segura y P.J. Byrne respectivamente). Que a pesar de tener tan poco tiempo en pantalla, le entregan una vida más a esta película que casi muere hacia el final.
Obviamente está construida para una secuela y hasta quizá una franquicia. Es un producto hecho para satisfacer esas necesidades de terror que tiene la gente en verano para ir al cine. Con un final lleno de vueltas probablemente innecesarias y bastante erradas en ciertos casos, la batería de esta película se mantiene viva bastante tiempo. Los efectos de sonido, más una prolija dirección de fotografía no molestan como tampoco resaltan. Tristemente algunos efectos especiales quedan muy mal parados.
Asimismo tanto el humor como el suspenso quedan a mitad de camino como una descarga fallida por falta de WiFi. Es una película de terror simple, predecible, que no daña a nadie más que a los protagonistas que son el cargador enchufado que necesita. Por cierto, como si fuera poco, hay una escena post-créditos. 2.0 en camino.