Para ser un thriller, le falta suspenso
Para que un thriller funcione, necesita generar alguna dosis de suspenso, y el principal problema con este policial italiano es que casi no lo hace. Tampoco logra hacer foco en el asunto principal de la historia, que empieza con un suicidio y luego se dedica a contar la sesión de citas a ciegas combinadas por reloj donde se conocen la mucama de un hotel y un ex policía, que ahora es guardián de una fastuosa mansión en un bosque.
La pareja empieza una relación romántica, pero justo el día que a él se le ocuure llevarla de paseo al bosque que rodea la mansión, un sofisticado grupo de ladrones los toma prisioneros, desvalija la casona y le pega un tiro al guardia que atraviesa su cuerpo y se aloja en la cabeza de la chica.
La trama se vuelve más complicada no sólo porque ya de por sí es bastante tirada de los pelos -es obvio que no hay casualidad en el robo, sino que la chica tiene que estar asociada con los ladrones-, sino porque, además, luego de recibir el balazo a la mujer le pasan cosas de las que el espectador sólo se percata cuando se las explican.
Vale decir que más allá de que no está mal filmado y tiene alguna buenas actuaciones, empezando por la sexy Ksnia Pappoport, entre la carencia de suspenso -tampoco hay casi escenas de acción-, el exceso de diálogos y lo confuso de la trama, da la sensación de que no es con este tipo de productos que los italianos lograrán competir con Hollywood.