Un “dudoso” thriller psicológico
No caben dudas que al director debutante Giuseppe Capotondi le encantan las intrigas rebuscadas, el thriller psicológico y las historias donde se apela al “nada es lo que parece ser”, viejo axioma del film noir que desde hace tiempo se utiliza como ardid publicitario.
Por esos carriles temáticos –demasiado transitados– transcurre la vida de Sonia (la rusa Ksenia Rappoport), mucama de hotel high class, solitaria e inmediatamente enamorada de Guido, que trabaja como personal de seguridad, a quien conoce en un programa de televisión sobre gente que anda con problemas de relación. A la media hora surge el primer plot (punto de anclaje del guión), cuando al pobre Guido lo revientan de un balazo.
Pero ojo: estamos ante un thriller “sacacorchos” donde el director y los tres guionistas sorprenden con una historia que gambetea más que Messi en un día inspirado. Los muertos no serán tales, acaso todo se relacione a una pesadilla o sólo se trate del supuesto ingenio de un guión con muchas volteretas para que el espectador degluta con interés y hasta cierta impaciencia. Habrá otros cuatro, cinco plots y hasta la historia pegará un giro más (bah, otra gambeta) trasladándose a Buenos Aires, específicamente a la zona de Puerto Madero, someramente computarizada para la ocasión.
Acaso el rictus de Filippo Timi (Guido) sintetice la película: el tipo anda sospechando todo el tiempo, aun en los momentos de intimidad que ¿disfruta? Junto a la atribulada Sonia, que parece muy buena, sufrida, temerosa y paranoica, pero que no es tan así. Y no se puede contar más porque se estarían revelando los remanidos –y supuestamente sorprendentes– plots que invaden la trama cada dos por tres.
La hora del crimen confirma que un buen guión no hace una buena película y que gambetear para los costados resulta intrascendente y, en muchas ocasiones, hasta tramposo e ineficaz.