Hay algo muy interesante en este film italiano del debutante Giuseppe Capotondi. No sólo que adscriba a la tradición del thriller de suspenso bien contado (algo para lo que alcanza la pericia técnica) sino que mira a sus personajes con auténtica empatía. Es decir: estas personas existen, sufren y gozan de tal modo que el sentimiento se transmite, sin intermediarios, al espectador. El misterio es un poco trivial, pero los actores elevan con mucho la trama.