Un found footage que no innova mientras busca crear un nuevo icono del terror.
Mucha merde!
En 1993, Charlie Grimille, un estudiante de secundaria, muere accidentalmente durante una representación de la obra teatral The Gallows (La Horca). Más de 20 años después, con el afán de liberar a uno de sus amigos de la tortuosa tarea de tener que protagonizar un revival de la obra, un grupo de chicos irrumpe por la noche en el colegio con la simple idea de destruir todos los decorados. Por desgracia para ellos, el espíritu de Charlie Grimille no descansa en paz y todavía recorre los pasillos del colegio en busca de venganza.
La Horca nos llega de la mano de Blumhouse Productions, compañía especializada en películas de terror de micro-presupuesto, que la hizo en grande con la primera parte de Actividad Paranormal y desde entonces parece no detener su marcha. Pero para una productora donde la especialidad de la casa parecieran ser las películas de horror found footage (o de material encontrado), y que viene de estrenar Creep, quizás una de las cintas más innovadoras hecha dentro de este género en los últimos años, La Horca resulta una verdadera decepción.
La situación es todavía más frustrante si tenemos en cuenta que, por lejos, lo mejor de de la película son los primeros cinco minutos. En esta suerte de prologo vemos el video de la obra original de 1993 filmado por algún orgulloso padre desde la platea. Aquí básicamente se nos muestra el tortuoso momento en que, de manera accidental, la horca a la que hace mención el titulo de la obra falla y mata a Charlie Grimille frente al público. Luego saltamos más de veinte años adelante en el tiempo hasta llegar a nuestros días y conocemos al insoportable grupo de jóvenes (inexplicable requisito del género) al que acompañaremos en esta odisea de primero destruir un set y luego correr por sus vidas. Hechos que se darán y se muestran de la manera menos inspirada posible.
Los iconos no se nacen, se hacen
No hace falta más que ver el trailer y la campaña de marketing con el juego Charlie, Charlie a la cabeza para darse cuenta que la intención de los realizadores era posicionar al verdugo Charlie Grimille como un nuevo icono del terror, creando una especie de Freddy Krueger o Jason dentro del género found footage y aguardando el éxito de la película para hacerlo regresar una y otra vez. Y esta es otra razón por la cual La Horca falla de sobremanera. El personaje de Charlie Grimille simplemente no es atractivo (dejando de lado que tiene un look similar al asesino de nuestra Naturaleza Muerta), su historia no está muy clara, así como tampoco sus motivaciones o la razón de su regreso, y ni mencionemos su poca participación en la cinta. Recién en el epílogo indagaremos un poco más en su pasado, pero de nuevo, no es nada que ayude a construir una mitología propia.
Conclusión
No sólo La Horca no innova en absoluto en un género que ya se repite tanto que dejó de ser divertido, sino que tambien está encabezada por un grupo de personajes que verdaderamente ponen a prueba la paciencia del espectador. Y aunque sabemos que están en camino hacia una muerte segura y dolorosa, esta no llega lo suficientemente pronto como para salvar a la película de su gran pecado: aburrir.