La horca

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Colgate

Resulta difícil el terror. Gran cantidad (por no decir casi todos) de los estrenos anuales del género merodean lo penoso y lo mediocre. Poco para destacar, poco para disfrutar. Un género de muchas bondades. Simple, sin pretensiones, que da lugar a jóvenes directores. Un género que puede funcionar con bajo presupuesto, sin necesidad de actores conocidos en pantalla (en definitiva, seguramente vayan a morir en algún momento del metraje). El terror es algo único. Su problema principal, el abuso de fórmulas, la falta de ideas narrativas y visuales. Total, se debe pensar, con alguna la van a pegar para hacer fortuna (El Juego del Miedo, Actividad Paranormal, La Noche del Demonio, para nombrar algunas actuales). Y si no, tampoco se pierde tanto. Lamentablemente, el estreno de terror semanal se convirtió en una nueva forma de espanto.

La Horca (The Gallows) confirma la tendencia actual del género, y también, de la cartelera. Mientras siguen postergando el estreno de Te Sigue (It Follows), está semana toca algo terroríficamente novedoso: Cámara en mano, adolescentes, una entidad asesina. Una historia (se cuenta todo en el trailer) sobre una obra de teatro escolar donde murió uno de sus actores. Veinte años después la vuelven a representar. Regresa el espíritu para cobrar venganza. La cuestión es que el protagonista de la obra (actual, vivo) es de madera actuando, entonces el amigo (denso, a veces gracioso, el que filma todo) le propone sabotear la puesta en escena antes del día de estreno. Van de noche, quedan encerrados en la escuela, el fantasma empieza a acosarlos, revolearlos, ahorcarlos (¡con una soga! ja).

Lamentablemente, el estreno de terror semanal se convirtió en una nueva forma de espanto.
¿Qué es La Horca? Un grupo de jóvenes, una chica con buen escote, una introducción con humor adolescente (alguna sonrisa logran sacar), uno que decide filmar todo (inclusive el acto de vandalismo que van a realizar), una especie de historia romántica (no puede faltar el amor, vió). Para no sorprender al amante del género se va a filmar: gente corriendo, la oscuridad, alguno llorando en primer plano, alguno tragado por la oscuridad mientras mira directo a la cámara, más oscuridad. Uno siente que pasa tan poco que en algún momento recobra la esperanza. Sucede cuando el joven (el denso, el que filma todo) se pierde en los túneles debajo de la escuela. El descubrimiento de una habitación con una solitaria silla y una navaja causan cierta perturbación. Un fuera de campo sobre el significado de ese lugar genera incertidumbre. Hasta se llega a creer que al fin llegó el horror para justificar La Horca. Pero es un engaño. Después viene el revoleo de cuerpos estilo Actividad Paranormal, las cámaras con visión nocturna, la sombra habitual que se lleva a alguno, la vuelta de tuerca para intentar sorprender. En fin, la de terror semanal para dejar pasar.