Con la soga al cuello
La horca es una más de tantas películas de terror que llegan a producirse por el vacío creativo que el género demuestra por estos días. Sus novatos directores Travis Cluff y Chris Lofing dan muestra de cierta decencia artística al momento de recrear y componer los planos del film, pero tampoco logran trascender la mediocridad del guion escrito por ellos mismos, lo cual no nos da más resultado que una película trillada y llena de errores conceptuales de lo que una película de horror debería recrear. Este es uno más de los típicos casos de uso excesivo de ¨screamers¨ (gritos y sonidos subidos en decibeles) buscando conseguir algún efecto de sobresalto en el espectador, lo cual no solo es un recurso pobre y facilista, si no que en este caso encima termina irritando más de lo que puede llegar a asustar. Sin ir más lejos el uso exclusivo de la cámara en mano, aludiendo a la visión de una cámara hogareña es otro recurso utilizado en esta cinta que termina siendo cliché e innecesario en el argumento, ya que se podría haber contado la misma historia sin necesidad del mismo.
Hace tiempo que el cine de terror viene en declive, y lamentablemente cierto sector de público se ha comenzado a acostumbrar a este tipo de efectos baratos y concluyen en críticas positivas a películas que no se lo merecen. Por estas tierras uno de los últimos films decentes que se han podido observar en las salas fue la ópera prima de Jennifer Kent, The Babadook, que aunque no llega a hacerle sombra a los grandes clásicos, deja en el olvido a la mayoría de las producciones de estos días. La Horca no termina de convencer, pero entre todo su argumento repetitivo y falta de tacto, demuestra un dejo de cierto grado de profesionalismo de mano de los dos novatos directores, aunque esto no llegue a elevar lo suficiente el nivel de la película. Claro está que hay un público al cual todos estos defectos no le dará importancia, y consiguiendo envolverse lo suficiente en la trama, seguramente terminara disfrutando de la misma. Tal vez sea una buena opción para parejas habitués del género, siempre y cuando no sean muy exigentes.