Aunque por momentos la cámara se detiene demasiado en el ambiente, este film sobre un hombre que vuelve a sus orígenes tras un incidente -que vamos descubriendo de a poco, por pequeños indicios- tiene la belleza de su mundo (esas islas llenas de verde y del gris neblinoso del título) y de la precisión al observar aquello que permite hacer avanzar esta trama densa, un ejercicio personal del cine.