En 2009 se estrenó «La Huérfana» («Orphan», en su título original), un thriller de suspenso con tintes de terror que nos ofreció una historia entretenida e imprevisible con un giro que logra sorprender y con una niña protagónica que hace un gran trabajo para componer a un personaje complejo.
Como sucede últimamente con cada película que alcanza cierto éxito, llega a las salas su precuela «La Huérfana: El Origen» («Orphan: First Kill») para ahondar en el pasado de la protagonista. Lena (Isabelle Fuhrman) consigue escapar del psiquiátrico ruso en el que estaba recluida por ser peligrosa y viaja a Estados Unidos, haciéndose pasar por la hija desaparecida de una familia adinerada. Sin embargo, las cosas no serán como ella esperaba y le costará un poco más adaptarse a su nuevo entorno.
Tal vez a priori podríamos decir que esta película era bastante innecesaria, porque la original cerraba de buena manera y no era tan esencial ahondar en el pasado del personaje, pero el resultado final tampoco se siente como un producto desperdiciado o que no vale la pena ser visto.
Lo que sí encontramos es que «Orphan: First Kill» no nos aporta nada demasiado nuevo en cuanto a la vida de la protagonista. Su origen ya estaba bastante explicado en la película anterior e incluso acá hacen un repaso de eso al principio por si alguien se incorpora a la franquicia recién ahora. Solo se ahonda en la historia de la familia que convivió con ella anteriormente antes de llegar al orfanato, pero de todas maneras la trama resulta ser interesante.
Al igual que su antecesora, nos sorprende con un giro inesperado e impactante, que pone el juego propuesto a otro nivel. Esto tal vez es un poco más inverosímil, descabellado o rebuscado, pero efectivo y entretenido.
La dinámica entre Esther y su «madre» está muy bien construida, generando tensión, intriga y suspenso; clima que mantiene a lo largo de todo el film, con algún que otro sobresalto pero sin tener demasiados elementos de terror. Incluso, por momentos apela un poco al humor por esta trama más absurda que nos presenta. A pesar de que sabemos cómo termina la familia por la cinta anterior, es imprevisible cómo puede llegar a desarrollarse todo. Una de sus cosas a favor es que no busca emular la misma fórmula con la que consiguió conquistar al público, sino que apuesta por algo nuevo.
Asimismo, debemos destacar el trabajo del elenco, principalmente el de Isabelle Fuhrman, que nuevamente se pone en la piel de su personaje, esa mezcla entre una psicópata y una niña buena; y Julia Stiles, quien hace de su madre, y nos irá revelando varios secretos atractivos durante la historia. El resto de los personajes acompañan bien aunque no tienen un desarrollo demasiado profundo.
Una de las grandes preocupaciones era cómo iban a hacer para que la actriz principal, que ahora tiene varios años más que en el largometraje de 2009, protagonice una precuela, más allá de que el giro de la trama de ese entonces podía justificar esta cuestión. Lo que vemos en «La Huérfana: El Origen» está bastante bien resuelto, principalmente en cuanto a la estatura de la protagonista, que a partir de la posición de las cámaras, el uso de dobles y las distintas tomas nos hacen sentir que estamos en presencia de una niña. No así demasiado los primeros planos a su cara que se nota esta diferencia de edad y es más difícil mantener esa credibilidad.
La fotografía por momentos se siente medio rara, como con una niebla que está presente en varias secuencias del film. La banda sonora acompaña de buena manera este clima de suspenso y tensión.
En síntesis, si bien «La Huérfana: El Origen» podría ser innecesaria y no aporta nada demasiado nuevo para la historia previa de la protagonista, resulta ser una película entretenida que nos sigue ofreciendo giros imprevisibles e impactantes y un buen trabajo de interpretación por parte del elenco. A pesar de algunas cuestiones técnicas que no terminan de cerrar, el roce con el absurdo y la poca profundización de ciertos personajes, la trama consigue valerse por sí misma para ofrecernos un producto logrado.