Volvió en forma de fichas
En este época, para bien o mal, desde hace varios años vienen trayendo historias y remakes de películas que tuvieron su éxito moderado en el pasado. Ya lo vimos con sagas de Chucky, Predator, La Familia Addams, IT, entre otras más. Sin ser menos, la nueva película de William Brent (The Boy, Stay Alive) trae y revive la historia de Esther, la extraña mujer que padece de una enfermedad y condición física que le hace parecer una niña de trece años por toda la vida. Es una precuela de la película del 2009 donde aparecían Vera Farmiga y Peter Sarsgaard como los padres adoptivos de esta presunta niña que resulta ser una psicópata que busca robar las casas de sus víctimas y generar muchas tensiones con los padres, debido a su deseo sexual no resuelto por su condición fisica, hechos que desencadenan en asesinatos y escapes improvisados.
Esta nueva entrega nos devela el pasado de Esther en un hospital psiquiátrico de Europa del este donde logra escapar y muestra rasgos artísticos, desde la pintura hasta el engaño. Abriendo su paso mediante elipsis que dejan mucha información al azar, una familia cuya hija fue secuestrada años atrás, ahora resulta que dan con ella y su parecido con Esther es muy conveniente para la trama.
La niña-mujer psicópata aprovecha esta situación y la madre de la familia viaja a buscarla. Hasta este punto, Esther ya mató a un hospital entero y la policía no da con su paradero, siendo que personas como ella hay una sola. Sí, raro. Ya en Estados Unidos se reencuentra toda la familia y el más feliz es el padre; la madre y el hijo mayor también muestran contento, pero donde abundan sonrisas también esconden muchos secretos. En conversaciones y situaciones muy poco familiares, culpa de un guion muy poco orgánico (como si los escritores no hubiesen tenido infancia), la historia continúa y Esther aprende cómo ser y actuar esa hija perdida que fue secuestrada hace años. Mientras, revisa la casa en busca de objetos de valor, se revelan sentimientos por quien dice ser su padre. Recordemos que Esther no es una niña sino una mujer de 30 años por lo que su atracción estaría justificada.
Cuando la película toma mayor suspenso es porque la madre «descubre» que es una mujer y no su hija, dato que cambiará el contexto de la relación con todos y donde el eje de suspenso se mantendrá. Ahora bien, este punto es favorable dado que como espectadores ya tenemos esa data y se juega con el suspenso todo el tiempo, pero los agujeros en la trama hacen que uno repiense y no entienda por qué pasan las cosas que pasan. A la historia, además de ser muy predecible, le falta un pulida de guion importante pero compensa, por decirlo de alguna manera, en el juego de cámaras y puesta en escena que se utiliza. Las pinturas que muestran otra cosa usando luz ultravioleta es muy bueno.
Culminadno, la película tiene fallas y no es un punto de vista subjetivo; sí revive una trama que funcionó en 2009 y puede que haya más de esta entrega con el tiempo debido a cómo funciona la industria al día de hoy. ¿Es recomendable? Si la vez entre amigos para pasar el rato, indudablemente, las risas no van a faltar.
*Crítica de Agustín Boero