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Stephenie Meyer quiere hacerlo de nuevo. Con Crepúsculo, la escritora se trasformó en best-seller y facturó a más no poder con la adaptación de la saga para la gran pantalla. Ahora, sin vampiros ni hombres lobos, la autora creó una nueva historia que recicla algunos de los elementos de su éxito anterior y los adapta a nuevas circunstancias, actores y contexto: La huésped.
El mundo se encuentra ocupado casi en su totalidad por alienígenas llamados Almas, que se meten en el cuerpo de los humanos y los controlan. Un pequeño grupo resistirá a los invasores pero tarde o temprano caerá en sus manos. Así le ocurre a Melanie, una joven que se oculta junto a su hermano y novio hasta que es capturada y le implantan un Alma, a la cual intentará controlar para reunirse con su familia.
Saoirse Ronan (Hanna, Expiación) interpreta a la protagonista del filme, que se comunica con Wanderer(así se llama la extraterrestre que ocupa su cuerpo) como si de su conciencia se tratara, y buscará influir en sus acciones y pensamientos. La marcada inexpresividad y rigidez del cuerpo manejado por el Alma en constante contraste con la actitud inquieta y ocurrente de Melanie (que se manifiesta como una voz en off) funcionan bien gracias a Ronan. La actriz es de lo mejor de la película junto a William Hurt (el barbudo tío Jed). Las escenas en que la dupla toma las riendas, sus conversaciones y los giros en torno a la relación de ambos merecen ser destacados.
Por el contrario, los jóvenes que cubren la cuota apuesta y musculosa del filme no corren con la misma suerte. Mientras que al novio de Melanie, Jared (Max Irons), parece difícil creerle el enojo, la tristeza o cualquier otra emoción, su competencia rubia y fachera recuerda bastante al personaje del hombre lobo en Crepúsculo. La villana interpretada por Diane Kruger, por su parte, aporta belleza pero no logra llenar las botas de "la mala de la película".
Sin vampiros pero con alienígenas, el romanticismo empalagoso le gana por lejos a la historia de la ocupación extraterrestre, que parece sólo un pretexto para contar, antes con vampiros, ahora con hombres y seres de otro planeta, una historia de amor adolescente con final feliz.