La idea de un lago

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

Luego de Abrir puertas y ventanas, con la que arrasó en varios festivales, y hasta consiguió el Leopardo de Oro en Locarno, el juego que se expone en La idea de un lago parece ideal para la realizadora, corriéndose mínimamente de su eje narrativo para otorgar mayor profundidad.

El cine de la ausencia:
Pozo de Aire se trata de un libro de fotografías y poemas publicado en 2009 por Gaona en el que recopila experiencias propias de unas vacaciones en el Sur de la Argentina cuando ella era una niña, antes de que su padre se convirtiera en uno de los 30000 desaparecidos. Guadalupe podría ser Inés (Carla Crespo) la protagonista del film.

Inés se encuentra en estado de embarazo avanzado, separada del padre de su bebé (Juan Barberini), con quien no logra cortar. Ese momento movilizador la lleva a revisar su propia historia, su pasado, que se conecta permanente con el presente.

Inés es fotógrafa y planea realizar un libro de fotografías y poemas – que expone a cámara como si se tratase de una sesión – que hablan de su familia, en especial de su padre.

Todos estos recuerdos, más la necesidad de recurrir al Equipo Argentino de Antropología Forense la/nos conducen a una serie de flashback a modo de video hogareño de unas vacaciones en Villa La Angostura, que terminarían siendo el momento en que Inés (de niña interpretada por Malena Moiron) vea a su padre antes de ser secuestrado por la Dictadura Militar.

Si ya vieron Abrir puertas y ventanas, sabrán que Mumenthaler rehúsa de las líneas narrativas tradicionales. Hay un cine, que algunas voces llaman festivalero, de qualité, o de elite (con menor o mayor desidia cargada en esas expresiones); y el de Milagros pareciera inscribirse en este.

Puramente estético, con un guión fragmentado que se va construyendo más por lo que se ve en los detalles que por lo que se dice o se muestra en planos generales; la historia se irá contando paulatinamente sin una necesidad de avanzar hacia un rumbo fijo; más enfocado en sensaciones que en concreciones. Por si no captaron la indirecta, aclaremos, aquel que busque carriles tradicionales y básicos (en el buen uso del término), no los encontrará en La idea de un lago.

Mumenthaler no necesita caracterizar sus personajes con líneas fuertes para que tengan personalidad. Los contrapuntos entre Carla Crespo y Rosario Bléfari como esa madre/esposa que sigue sufriendo la pérdida y espera, y se niega a realizar el estudio en el equipo de antropología, son lo mejor del film en cuanto al armado del guión. Las interpretaciones de ambas son precisas sin necesidad de sumar muchos matices.

La idea de un lago se recuesta en una fotografía bellísima, plagada de detalles. Los flashbacks son presentados como reales videos hogareños en Súper 8, presentando una recreación de época exacta desde la imagen, el sonido y los diálogos; alejándose de lo sobrecargado. Hay escenas que juegan con lo onírico, como ese Renault 4 flotante, o las linternas en la noche, de gran impacto visual, aunque algo ajenas con el resto de la película, más sobria.

Por último, hay que decir que sobrevuela una temática que ya ha sido transitada muchísimas veces por el cine argentino, sobre todo estos últimos años; pero lo hace alejado del ángulo histórico-político, casi como si fuese una excusa (aunque el tema siempre está, aún sin hablarse en esos gestos y miradas) para hablar de las sensaciones y emociones de los personajes presentes.

Conclusión:
La idea de un lago es un film intimista, de una historia mínima, quizás pequeña para su contexto; cargado de imágenes que llegan mucho más que los diálogos, e interpretaciones sutiles y logradas. El cine de Milagros Mumenthaler está formando a su público que puede que no sea el más amplio, pero siempre está deseoso de experiencias nuevas.