"La imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la mira… ¿cómo dar cuenta del presente de esta experiencia, de la memoria que convoca, del porvenir que compromete?" (Georges Didi Huberman)
El poemario Pozo de aire, de la escritora Guadalupe Gaona, fue el punto de partida para que la realizadora Milagros Mumenthaler comience a pensar y soñar en una transposición fílmica. El resultado es un poema hecho imágenes: La idea de un lago.
La historia sigue a Inés, quien se encuentra embarazada y resolviendo los últimos detalles de su libro, el cual está a punto de ver la luz al igual que su hijo. Un libro que contiene las pocas imágenes que posee de su padre desaparecido en la última dictadura militar y sus impresiones sobre este suceso en relación con su sentir, con su familia y demás seres queridos.
La casa familiar ubicada en el sur de Patagonia argentina, será el escenario ideal para desplegar un relato fragmentado, donde los recuerdos que se erigen en torno a unas pocas fotografías, serán los pilares principales para sostener esta narración tan emotiva como sensitiva.
Realizando un ejercicio de reconstrucción de la memoria, la realizadora alterna su narración entre flashbacks y las bellísimas metáforas visuales. Con la lógica de un rompecabezas los recuerdos desorganizados advienen sin un orden temporal, solo se acomodan de manera orgánica e inconsciente tal como aparece en la mente de la protagonista.
La secuencia más hermosa y conmovedora del film, es la de un ballet acuático entre la pequeña Inés y el automóvil de su padre en medio de las aguas cristalinas del lago, en la que se produce una complicidad de movimientos entre ella y el único objeto tangible que remite a la imagen de su papá. En esta fantasía, el antiguo Renault 4 ocupa la figura de su padre. De este modo, Inés crea la posibilidad de disfrutar un nuevo momento junto él.
La idea de un lago es una película de una gran sensibilidad, en la que la ficción y la realidad se funden en imágenes tan distantes como cercanas, cargadas de ausencia, de perdida, de dolor… también de felicidad y de poesía. Un film que indudablemente delimita el sesgo autoral de Milagros Mumenthaler.