La ausencia que brilla
La búsqueda de la identidad siempre marca el rumbo hacia el pasado. Nos conecta con una historia que la construcción de la memoria recrea en el presente a modo de anécdota, relato, o tal vez en una imagen que lo explique todo. Una foto es ese pedazo de presencia y ausencia a la vez. Lo presente se plasma en el instante en que el ojo de la cámara coronó en un click un momento único e irrepetible. Quizás esa sonrisa cómplice de un padre con una hija o un atardecer arañado por el paso del tiempo pero que se conserva en algún rincón.
A partir de un poemario ajeno, la directora Milagros Mumenthaler se dejó llevar por el fluir de las emociones para arribar a esa zona de la intimidad que solamente se comparte cuando la necesidad de recuperar una historia del pasado viene acompañada de un intento de sanar viejas heridas. Una de las peores es sin duda alguna la desaparición forzada de un ser querido y mucho más si se trata de un padre como es el caso de la fotógrafa Guadalupe Gaona desde la propuesta de fotos y poesías de su libro Pozo de aire.
Ese es el detonador para que surja desde la propia mirada de la realizadora La idea de un lago, su segundo opus donde el registro documental se entremezcla con la ficción, para instalarse siempre desde el punto de vista de la protagonista Inés (Carla Crespo) en sus mundos.
La premura por terminar un libro con fotografías ligado a su infancia y a la figura ausente de su padre se conjugan desde la necesidad de encontrarse con una historia del pasado que para ella representa un abanico de destellos agridulces. Es en ese lago del sur en donde el ritual de vacaciones se transmitía de generación en generación, el reflejo de una infancia repleta de aventuras, que de pronto escapó con el correr de los años, del hermetismo triste de su madre (Rosario Bléfari) y de un sinfín de silencios durante una larga procesión del duelo.
Sin embargo Inés, tras el fracaso con su pareja, ahora espera que el hijo por venir cierre la historia de ella como madre con otro tipo de padre ausente. Dar a luz es barajar otra posibilidad para contar una nueva historia y concretar un libro a partir de una foto es reabrir una nueva interpretación de la identidad y encontrar en la ausencia un sentido menos triste que el de la realidad.
La directora de Abrir puertas y ventanas (2011) da rienda suelta a la poesía visual para encontrar en la puesta en escena el espacio de los recuerdos solamente con una cámara que narra desde la distancia y se conecta directamente con esos momentos, que tranquilamente podrían completar un álbum de fotos o al menos abrir paso a la chance de poder completarlo.