Tenía mucha expectativa por el nuevo trabajo de Milagros Mumenthaler, amé "Abrir puertas y ventanas" (2011) ganadora en Locarno y sabía del enorme trabajo de producción detrás de "La idea de un lago", ya presentada en Mar del Plata y San Sebastián, entre varios festivales prestigiosos.
El elemento interesante de esta realizadora es encontrar el equilibrio entre el retrato intimista y la narrativa familiar de manera de generar universos sutiles donde sus personajes resuelven cuestiones delicadas y movilizantes, desde un ritmo propio alejado de las estridencias.
"La idea de un lago", está basada en forma libre en "Pozo de Agua" de Guadalupe Gaona. La historia es la de una mujer llamada Inés (Carla Crespo), fotógrafa de profesión, en un momento crucial de su vida: está embarazada, esperando su primer hijo, en crisis con el padre del mismo y con un libro de fotografías y texto listo para salir a publicación. Pero Inés además, tiene una ausencia que evoca en esta coyuntura: la de su padre, desaparecido durante la luctuosa dictadura militar que tuvo lugar del 76 al 82.
Mumenthaler busca conectar angustias, ansiedades y recuerdos, de forma pausada e intuitiva. Su Inés transita por paisajes hermosos (gran trabajo de la fotografía), vive su momento de zozobra emocional, siempre con tono medido y reflexivo. La memoria aparece para hacer su juego y trae a su padre y a momentos donde todo era armonía, a la distancia. Se funden esas sensaciones de manera de evidenciar la construcción dolorosa de este presente que Inés vive.
Esa estructura de secuencias que conectan con la ausencia, las formas y gestos que el personaje principal propone, son ya marca registrada dentro del repertorio de esta cineasta. No hay un pasaje donde todo lo que sucede tenga nombre, o entidad de muerte, pero esa percepción, atraviesa el film de principio a fin.
Creada como cuadro de evocación y presencia, "La idea de un lago" es claramente, una realización que apreciarán quienes aman en cine indie local y las películas en las que la emoción está contenida y el tiempo cinematográfico deviene, sin prisa ni apuro.