Al cine industrial francés le encanta trasladar clásicos de la literatura universal en un contexto diferente con el propósito de aggiornar argumentos, historias y relatos a estos días. Ejemplos hay de sobra, válidos e inválidos, pero hasta en los más rescatables prevalece esa mirada dietética, livianita, tendiente a la popularización de aquellos clásicos al espectador actual. A Madame Bovary la adaptaron, mataron y resucitaron un montón de veces y se desconoce si Flaubert descansa en paz en su tumba o de vez en cuando se mueve con alguna inquietud frente a un despropósito estético. El recuerdo aprueba las versiones de Jean Renoir (en los 30), del argentino Carlos Schlieper (a fines de los 40) y de la particular visión sobre el tema que le diera Vincente Minnelli (en los 50). Más cerca en el tiempo, Isabelle Huppert se mimetizó con el célebre personaje en la adaptación fría y cerebral de Claude Chabrol.
Pero La ilusión de estar contigo mira, se separa y vuelve a acomodarse al prestigio literario desde un lugar riesgoso. Se parte de la novela gráfica de Possy Simmonds y se alude en forma continua al texto de Flaubert, ocasionalmente a través de buenos momentos y en gran parte con resultados menos que alentadores.
El registro paisajístico es de inmediato reconocimiento: una zona de la campiña de Normandía, adonde llega Gemma (Gemma Arterton) como vecina, decisión que sacude al panadero lugareño Martin Jaubert (Fabrice Lucchini), un ermitaño y enojado intelectual que se mudó de París a la mansedumbre bucólica del lugar. De allí en más, la directora Anne Fontaine establece un juego de ida y vuelta hacia Flaubert, descansando por momentos en Madame Bovary como núcleo argumental, y en otros, replegándose en un tono de comedia costumbrista sin demasiado vuelo. Fontaine, en ese sentido, no se decide por respetar o boicotear el texto original para que su película adquiera una vida propia, tal vez temerosa de caer en aquello tan fagocitado de la infidelidad o no a un referente literario. Jaubert, personificado por un Lucchini a un paso de la sobreactuación, mira y estimula su voyerurismo pueblerino desde la cáscara del asunto, sin demasiados riesgos argumentales, inclinándose desde la torpeza de sus movimientos antes que a sus decisiones morales. Allí surge el recuerdo feliz e irrepetible de algunos de los cuentos morales de Eric Rohmer, con especial énfasis en La rodilla de Clara, momentos en que La ilusión de estar contigo pierda la batalla y por varios puntos.
Film liviano e inofensivo, complaciente hacia un espectador de manual poco exigente, el nuevo opus de Fontaine no resulta tan descartable como sus anteriores Cocó, antes de Chanel y Madres perfectas pero queda muy lejos de sus iniciales obras Nathalie X y Cómo maté a mi padre, acaso su mejor film hasta hoy.
LA ILUSIÓN DE ESTAR CONTIGO
Gemma Bovery. Francia, 2014.
Dirección: Anne Fontaine. Intérpretes: Fabrice Luchini, Gemma Arterton, Jason Flemyng, Isabelle Candelier, Niels Schneider. Guión: Pascal Bonitzer y Anne Fontaine. Fotografía: Christophe Beaucarne. Edición: Annette Dutertre. Música: Bruno Coulais. Duración: 99 minutos.