Basada en una novela gráfica, Gemma Bovery, que a su vez se basa, claro, en la obra maestra de Flaubert, Madame Bovary. Una Gemma sensual que llega a revolucionar el bello pueblito de Normandía, sobre todo las fantasías dormidas del panadero, que no puede sacarle los ojos de encima. La directora propone un juego en el que la despampanante Gemma es encarnación de la insatisfecha Emma, y producto de la ensoñación de este señor leído. Un juego ingenioso, que se sigue como comedia placentera y soleada, aunque muestre sus cartas con una evidencia demasiado insistente.