Citas literarias.
El anteúltimo film de Anne Fontaine (Madres Prefectas, 2013) es una adaptación de la novela gráfica de la caricaturista inglesa Posy Simmonds, que se publicó durante la década del noventa en las páginas del diario británico The Guardian para finalmente editarse en forma de libro en 1999. La película respeta la historia y el tono tragicómico de la novela gráfica de Simmonds, comenzando con el relato del panadero Martin Joubert en un pueblo ficticio de la región de Normandía, al norte de Francia, sobre una tragedia en medio de la belleza natural del paisaje galo.
A partir de la culpa de Martin por lo ocurrido, La Ilusión de Estar Contigo reconstruye la historia de Charlie y Gemma Bovery, una pareja inglesa que se muda a Francia para vivir en el campo y disfrutar de los placeres de la comida local. Apenas llegan a su nuevo hogar, una antigua casa rústica, conocen a su vecino Martin y su esposa Valérie. El panadero instantáneamente se obsesiona con la pareja por el parecido de sus nombres y apellidos con el de los protagonistas de la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, uno de los mejores exponentes del estilo realista romántico del siglo XIX.
La similitud apelativa da lugar a una repetición de las andanzas amorosas de Emma Bovary por parte de la bella Gemma, interpretada por la actriz inglesa Gemma Arterton, que preocupa aún más al entrometido panadero. La labor de vigilancia en un principio da lugar a la intervención con el fin de impedir que la chica termine trágicamente como la protagonista de la novela de Flaubert.
La película de Fontaine se centra en la relación platónica entre Gemma y Martin, ya sea a través de la coincidencia de los paseos de sus respectivos perros, en la predilección de la joven por las delicias de la panadería o en la amistad que ambos alimentan por motivos distintos. El resto de los personajes deambulan como satélites alrededor de estos dos planetas.
La gracia y la calidez de los protagonistas sostienen esta simpática propuesta que juega con el relato de la tragedia de la extraordinaria novela de Flaubert para construir su propia historia con un tono cómico, romántico y por momentos cínico. La Ilusión de Estar Contigo funciona además como un paralelismo sobre el devenir de la burguesía y el rol de la mujer tras el paso del tiempo y los cambios sociales. Si en Madame Bovary la vida campestre era sinónimo de crudeza, en la actualidad es en el Primer Mundo una elección de retiro por parte de personas mayores que precisan descanso y jóvenes que prefieren vivir un tipo de vida menos agitada que la que ofrecen las grandes ciudades.
La propuesta de la directora oriunda de Luxemburgo es interesante e ingeniosa y adapta respetuosamente la obra de Simmonds para ofrecer un film íntimo que se adentra en la banalidad de la burguesía, en sus temores y en su cultura en el contexto de la encantadora campiña francesa, creando una historia auténtica y sencilla.