Sergio y Noemí juegan, sueñan cosas raras, encuentran una caja bajo la carpa que los refugia en el jardín de su casa. Ella vive con su padre y el recuerdo de una madre que ya no está, también hay una tía devota de la difunda Correa. En Berisso la vida es dura, falta trabajo y cuesta pagar el costo de organizar un cumpleaños infantil. El director Claudio Remedi cuenta así su historia en dos planos, mirando lo social sin miserabilismos, desde la lupa de los chicos. Es bueno el trabajo de Sergio Boris, entre actores debutantes y locaciones atractivas. Sensible primer paso de un documentalista en el largometraje de ficción.