Durante el régimen comunista de Pol Pot en Camboya (1975-1979), miles de personas fueron despojadas de sus tierras y forzadas a trabajar en campos agrícolas. La dictadura de los jemeres rojos ejecutó y torturó a cualquiera que le pareciera sospechoso de sedición. Aquí es donde entra la historia del director y guionista Rithy Panh.
La historia que se nos presenta está compuesta por figuras de arcilla y dioramas. En ella se nos cuenta la dura vida que Rithy pasó, no solo él, sino toda su familia. Tenemos un relato muy duro en donde vemos cómo van desapareciendo poco a poco cada uno de sus familiares hasta que solo queda él, para poder contarnos esta trama durante 90 minutos. No es una explicación tan directa de lo sucedido en esos años (1975-1979), sino la historia de cómo este protagonista vivió todo eso. Un relato que gana puntos por estar bien narrado y poder sentir el verdadero horror que se vivió en esos tiempos.
Aunque el problema termina siendo que es difícil de poder adentrarse de una mejor forma al relato, porque al fin y al cabo, durante 90 minutos vemos muñecos de arcilla todo el tiempo. Diferente hubiera sido si hubiéramos tenido material más gráfico para mostrar, como personas, las situaciones en carne y hueso, etc.
En resumen, “La imagen perdida” es un peculiar documental narrado y mostrado de una forma diferente a la que solemos ver, pero que pierde mucha variación visual al ofrecernos siempre lo mismo durante 90 minutos.