El poder de una imagen
La comicidad de Ben Stiller no pasa, como la de muchos colegas norteamericanos, por la morisqueta burda o por los ademanes exagerados y, algunas veces, de muy mal gusto. El actor posee una simpatía que emana de su rostro casi inmutable y de una tímida sonrisa que otorga a sus personajes la necesaria sinceridad para atraer al público. Precisamente estos elementos están en primer plano en La increíble vida de Walter Mitty , una comedia que ronda entre el romance y las más disparatadas aventuras. Aquí el protagonista es un modesto asistente de fotografía en la revista Life que sueña con una existencia más placentera y con conquistar a una bella compañera de trabajo, a la que no se atreve a declararle su amor.
Cuando la empresa periodística decide achicarse y convertirse en una publicación digital, su trabajo, casi inseparable de su personalidad, pende de un hilo: el relanzamiento requiere de la aparición de una foto mítica de Life de cuyo extravío Walter se considera (y lo consideran) responsable. El tímido empleado comenzará así un periplo para lograr su objetivo y salvar su carrera, iniciando un alocado camino que lo llevará a los lugares más estrambóticos para dar con el fotógrafo autor de la imagen, quien recorre el mundo en busca de momentos para inmortalizar. La historia, dirigida por el propio Ben Stiller en su tercer intento como realizador, contiene una muy buena dosis de simpatía entrelazada con los sueños y realidades del protagonista que, poco a poco, va percibiendo que su timidez se convierte en audacia y que la realidad supera a su imaginación.
Montañas nevadas, peligrosos precipicios y selvas inexpugnables son las sendas que recorre Walter mientras no logra alejar de su mente y de su corazón a la chica de sus sueños. Gracia y ternura son los pilares en que se apoya esta aventura que entretiene y permite, una vez más, demostrar que Ben Stiller conoce de sobra todos los mecanismos de la comedia más alocada.
Además de un sólido guión, el director-actor supo reunirse de un elenco que le da pie para que sus alocadas circunstancias contengan la suficiente dosis de comicidad, en tanto que los rubros técnicos fueron otro punto de calidad para que esta increíble vida cobrase el justo término entre la fantasía y la realidad.