El adulterio, bajo una lupa irónica
Se presenta como "La infiel", y en otros países como "Una joven y bella esposa", esta historia de título original más interesante, alusivo a ciertos pensamientos, sobre todo del marido, que raramente se manifiestan a la luz.
El asunto es aparentemente simple y el conflicto se plantea de entrada. Un profesor de física astronómica de la Universidad de Haifa, tipo serio, casi sesentón, entra a sospechar de su esposa, treinta años menor. La sospecha es justificada.
Por suerte, su madre le recomienda ignorar la aventura ("ella no dejaría a alguien como tú), pero de pronto pasa lo que pasa. Guardando las distancias, pasa algo más o menos como lo que Alvarez le contaba a Borges en sus disparatadas síntesis de películas. Uno soporta lo peor, y salta por una "pequeñez". Y ahí al espectador le cae la ficha: está viendo un drama sarcástico, el personaje sufre y la autora y el espectador se rien de él por lo bajo.
La autora del guión se llama Edna Mazya, muy conocida en Israel por sus novelas y piezas de teatro. Lo que estamos viendo es, precisamente, la adaptación que ella misma hizo de su primera novela, conocida en inglés como "Love Burns", y en francés como "Radioscopie d' un adultere".
Con una interesante evolución. En su origen, la asesora espiritual del cornudo era su vieja maestra del jardin de infantes. Y terminó siendo la madre, lúcida, controladora, hábilmente protectora, de una calma terrible y decisiones extremas tan admirables como inquietantes. Realmente, por ese y otros recursos doña Mazya parece la socia o la mejor discípula de la gran Patricia Highsmith, la de "Extraños en un tren", "Pequeños cuentos misóginos" y otras delicias en sordina.
Al respecto, dos frases causan una gracia particular: "Después llegás a un acuerdo con tus escrúpulos" (la madre). "¿Con quién vas a hablar si no es conmigo?" (el policía). ¿Y la chica dice algo? Bueno, ella es muy discreta, observadora y cumplidora. Y hay cosas que vemos pero no se dicen.
Tampoco se oye demasiada música. Hay silencios, planos algo distantes, sobreentendidos. Y buenas actuaciones. Intérpretes principales, aquí desconocidos, Yossi Pollak, Melanie Peres, rubia, suavecita, la veterana Orna Porat. Director, Eitan Tzur, debutante en cine pero de larga experiencia en series televisivas. Las empresas productoras son las de "Una misión en la vida" y "La visita de la banda", dos garantías. Y la película está dedicada a la memoria del productor Rafi Bukai, el de "¡Avanti, popolo!"