Las miserias de una relación pueden desencadenar otras y mayores miserias.
Un título que lejos está del filme, un título que pone en evidencia solo un hecho dentro de una historia atrapante en tono comedia policial que se nos invita a ver y a entender en dos pasos, en dos pasos en simultaneo.
Ilan es un profesor de astrofísica de unos 58 años (protagonizado por Yossi Pollak) que está casado con labella joven Noami de 28 años (Melanie Peres). Todo irá sobre ruedas en su matrimonio hasta que comienza a sospechar sobre las actitudes de ella, hasta que finalmente descubre que lo engaña con un pintor mucho más joven que él. Cuando descubre la infidelidad se lo cuenta a su madre (Orna Porat) que a sus 80 años trata de aconsejarlo en semejante situación. Un amigo policía será el cuarto protagonista que dará forma a esta película donde el engaño de la joven es solo un hecho desencadenante en todo lo que vendrá después.
La Infiel es una obra de intriga que nos pone en el lugar del espectador impaciente y voyerista en busca de encontrar el momento indicado donde todo se resuelva. Dejamos de ser meros observadores, cada dialogo nos da certezas de lo que viven sus personajes y cada uno de nosotros sabe lo que está sucediendo entre ellos, aunque ninguno sepa realmente que pasa con el otro.
La obra de Eitan Tzur (responsable de la versión israelí que inspiró a In treatment y a su versión Argentina En Terapia) se abre ante nosotros a partir de algunos elementos que profundizan la agonía del protagonista, nos hacen generar empatía a pesar de sus responsabilidades y su madre, quien en un giro de culpa hará de esta película una obra sobre la moral, la culpa, los celos, la responsabilidad y el amor. En este combo, el director nos trae muchas de las raras sensaciones que precipitan a una infidelidad y cómo cada uno, toma de sí y de su historia, la mejor manera de resolver ese tema. Y no sólo de los tres máximos involucrados dentro una infidelidad, sino todos aquellos externos que hacen de ese entorno un espacio hostil, enrarecido y sombrío a partir de sus acciones.
Orna Porat de 89 años hace un papel extraordinario de una madre que descubre a tardía edad todo lo mal que ha hecho a su hijo y cómo puede ayudarlo frente a la situación que está pasando en su vida. Porat es lo mejor del filme, acompañada muy bien por YossiPollak. La guión genera cierto interés pero se pierde en planos lentos y repetitivos al principio, para luego subir el climax y terminar con un final más que merecido.