La ganas de aprender y sonreír
En La Inocencia (2013), Eduardo de la Serna acompaña durante su primer año escolar a dos nenas de seis años con todo el desafío que esto significa. Sin embargo, sus contextos sociales, geográficos y políticos hacen que, a pesar de estar en sintonía con el plan educativo, cada una de ellas avance en sus vivencias y conflictos tan dispares entre sí debido a la diferencia de clases, y a la relación con sus compañeros y familia.
Morena es una chica que vive junto a su madre en la Ciudad de Buenos Aires y estudia en una escuela privada. En la otra sala se encuentra Gabi, quien junto a su padre y sus dos hermanos, pasa la niñez en una casa humilde en el pueblo rural de Jachal de la Provincia de San Juan. Tanto Gabi como Morena aprenden a equivocarse, a relacionarse con sus compañeros en un ambiente totalmente nuevo y revelador como es el colegio, e incluso a veces duro y cruel. Morena, tiene un padre ausente y compañeras que se abusan de su falta contestación. A Gabi le cuesta prestar atención a la clase debido a las distracciones que le presenta el paisaje donde vive; la carencia de objetos materiales y bienes, y hasta cuidarse entre hermanos y amigos.
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Eduardo de la Serna toma, capta y convive con la educación argentina: en sus falencias de infraestructura como también en la energía y motivación descomunal con la que los maestros y tutores tratan de enseñar, educar y estimular a los alumnos. De la Serna nos devuelve el reflejo de una misma Argentina queen muchas ocasiones convive sin que nos demos cuenta: la de los bajos recursos, a veces torpe y sin tanta atención, pero firme y con un corazón enorme desde sus cimientos y raíces. La otra, tal vez un poco más cómoda pero igual de vulnerable a los miedos y conflictos de los niños, que son comunes a todos ellos: las peleas por ser aceptado, la discriminación y el miedo a lo desconocido.
Morena cuenta con más de 20 compañeros y las cargadas por ser la novia de alguno, como también de quien es amiga y los celos por dejar relegada a otras nenas. Las clases de baile, los libros o una linda fiesta de cumpleaños son ámbitos donde se desenvuelve y comienza a sonreír. A Gabi la pasa a buscar su maestra con el auto, junto a otros cuatro chicos que serán sus únicos compañeros durante el año. En un paraje más rural y rupestre, la estimulación llega a partir de la naturaleza y el juego con ella en el barro, arando la tierra y persiguiendo sapos.
Aunque parezcan tan diferentes entre sí, Gabi y Morena comparten la inocencia innata de ser chicos: los mundos por descubrir, las nuevas relaciones y todo lo que falta por aprender. Perder el miedo a lo desconocido, lo inusual y lo nuevo. Morena sumerge sus antiparras y la gorra para el pelo en la pileta de un club junto a sus amigas, compañeros y el profesor que los cuida. Gabi moja la cámara de De la Serna mientras se ríe y divierte a la par de sus tres amigos que están con ella en la pelopincho, donde el agua de color marrón les llega hasta los tobillos. Las dos igual de felices, con una sonrisa que recubre de punta a punta su rostro.
La inociencia, film elegido como proyecto ganador WORK IN PROGRESS del Festival UNASUR en 2013, nos invita a pararnos a un costado de estas niñas para compartir, sentir y apreciar sus dudas, abrazos, miedos y aventuras, tan peculiares como inusuales de una nena de seis años en su primer año de escuela: sea entre los caballos, el camino y las sierras o en el gimnasio de una escuela en Agronomía mientras se elige quien es el chico más lindo del grado.
A continuación les dejamos "Miedos", de Juan Carlos Occhipinti, interpretada por Agustina Keena y Daniel Russo