Cuida bien al niño
Los primeros seis años de vida son decisivos debido a que es la etapa de mayor aprendizaje. Es en este período cuando se forma la personalidad del individuo, que lo guiará el resto de su vida. Eduardo de la Serna sigue a dos niñas durante el último año de este proceso y entrega un registro valioso que deja entrever más de una realidad.
Gabi y More son dos nenas a punto de comenzar primer grado. Mientras una vive en un pueblo de San Juan, la otra es de la ciudad de Buenos Aires. Desde el inicio del documental, De la Serna deja en claro que la cinta estará atravesada por el contraste en la vida de las dos criaturas. Los ejemplos son muchos y no vale la pena develar ninguno.
El director de Reconstruyendo a Cyrano (2014) se enfrentó a una titánica tarea y, si bien a priori pareciera que se limitó a registrar lo que sucedía delante de su lente, está claro que se trata de un trabajo concienzudo. Su mayor virtud reside en haber alcanzado una invisibilidad que se manifiesta en la naturalidad con la que chicos, maestros y familiares se desenvuelven frente a una cámara.
Por supuesto hay excepciones como la directora de la escuela de San Juan que en el acto de inicio del año escolar da un discurso fuera de tono ante un auditorio de menos de diez niños. Dejando de lado este exabrupto, que rompe un poco con el tono del documental, La inocencia (2015) además de mostrar un fuerte contraste económico apunta también hacia el sistema educativo y expone sus fallas.
De la Serna no ahorra en minutos y a través de una edición evidente elige ciertos momentos en la vida escolar de las niñas para que las diferencias salten a la vista de los espectadores de una manera violenta. Hacia el final del documental se le podrá criticar una secuencia en cámara lenta con un piano de fondo innecesario que interrumpe el tono conseguido hasta el momento.
De todas formas, esto no altera el resultado final. La inocencia es un documental preciso y aborda diferentes temas desde la naturalidad y la inocencia, valga la redundancia, de los niños. Y expone cómo muchas veces los adultos ponen sobre los hombros de los chicos problemas que ellos ven de otra forma y los solucionan, aunque parezca ingenuo, con unas disculpas y un abrazo.