FANTASMAS MAL MAQUILLADOS
Una familia tipo, la pareja y sus tres hijos, se muda a una casa donde acontecieron hechos macabros. Los sucesos extraños, oníricos y las presencias fantasmales, con sus historias sin resolver, vagaran a lo largo de toda la película. En La Invocación el argumento no brilla por su originalidad, pero eso no quita que se podría haber elaborado mejor la construcción narrativa, sobre todo los detalles.
El filme tiene dos aciertos. El primero es el de fijar el punto de vista en Evan, el hijo varón de la familia, y su vecina/novia Sam. Todo comienza a transcurrir desde que los adolescentes se unen; al dúo, además de tener sexo, se le ocurre invocar a los fantasmas de la casa con un estrambótico aparato. Es una pena el tratamiento que se le da a estos personajes tan atractivos, porque la parejita tiene química y hay un trasfondo dramático que lleva a que se atraigan y actúen como en una especie de folie à deux. Se descuida este costado púber sugestivo y seductor para abrirle paso al cliché del género. Y el segundo acierto es un final políticamente incorrecto, feroz y trágico.
Pero estos aciertos no bastan, con una estética “clipera”, que poco aporta, la trama prioriza a los seres sobrenaturales, los golpes de efecto y al relato previsible y mal resuelto…los fantasmas mal maquillados de La Invocación no aterran ni perturban a nadie.
Por María Paula Rios
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