¿Leonardo Di Caprio tiene todos los aditamentos que se necesitan para ser un galán de cine del tercer milenio? ¿Es lindo, carismático, buen mozo, buen actor y fotogénico? Muchas veces me lo he preguntado y no termino de contestarme. Sin embargo, las mujeres mueren por él desde que lo descubrieron en “Titanic” (1997) y salió vivo de la tragedia al seguir filmando y vendiendo entradas. En esta ocasión el amigo llega nuevamente a la pantalla grande de la mano de otro viejo conocido por todos nosotros don Martin Scorsese.
“La isla siniestra” comienza bien, hay intriga, aventura, suspenso, una música que crea ansiedad y hasta nos puede hacer poner los pelos de punta. Todos creemos que el carilindo es una cosa hasta que avanza la historia y comprobamos que el espectador ha sido burlado. Contar la trama no es de buen gusto. Decir qué es la “Isla es siniestra” sería mentirle al espectador; decir que Martín Scorsese filma mal es una mentira. La historia quizás se estira demasiado y esto hace que el clima se vaya diluyendo. “La isla siniestra” es una realización que no va a cambiar la historia del cine, pero que se deja ver. No es ni lo peor ni lo mejor que filmó Scorsese; tampoco es la consagración de Di Caprio. Lástima que ese suspenso y la intriga que aparecen en los primeros minutos se vaya esfumando y la historia termina adivinándose.