Sí lo más importante debe ir al principio: el último film de Martin Scorsese es un nuevo acontecimiento cinematográfico.
En la cuarta colaboración con Leonardo Di Caprio, se experimentan sobradas sensaciones que sólo el cine sabe dar.
No sé puede decir demasiado sobre la trama sin correr el riesgo de opacar la sorpresa, ya que nada es lo que aparenta. El guión, basado en la novela de Dennis Lehane (el mismo de “Río Místico” y “Desapareció una noche” Top Ten leedor 2007) presenta a un detective federal que debe resolver la desaparición de una prisionera. Nada menos que en una Isla rocosa, en medio de los inicios de un huracán, donde se alberga una especie de neuropsiquiátrico y cárcel.
Los límites entre la realidad y la ensoñación serán muy débiles, mientras que Teddy Daniels, como agente del FBI, poseé un pasado terrible que la trama irá revelando.
Si en “Los Infiltrados” Di Caprio había demostrado su gran capacidad interpretativa, en esta nueva cinta, como Teddy, reafirma su condición de excelente actor. Su mirada y su constante explosión, hace mantener al espectador alerta y atado a la butaca. Lo secundan Mark Rufallo, con cada vez mayor proyección y los consagrados Ben Kingsley y Max von Sydow.
Scorsese, amante del cine y fanático de las reminiscencias cinéfilas -que lo emparenta con Tarantino- realiza un excelente homenaje al film noir, a la década del ´50, mezclado con el cine de clase B. Horror, zombies, pasados terribles y la paranoia de aquellos años de plena guerra fría imprimen a “La Isla…” un cautivante halo de intrigas.
Aquí puede haber desde peligrosos y locos asesinos, junto a agentes de la CIA, fervorosos comunistas, pasando por nazis, hasta terribles experiencias relacionadas con la Segunda Guerra Mundial.
Más allá de haber realizado demasiados flashbacks –algunos hasta surrealistas– que podrían haber dado menor metraje al film, y una música que puede saturar, Scorsese –ese desmesurado, imparable y amable director– ha regresado con mayor suspenso y menos violencia. Un cine más en la línea de “Cabo de Miedo”, su ante-última colaboración en el rol principal de Robert De Niro, su otrora actor fetiche.