DE CUANDO LA RELIGIÓN SE CONVIERTE EN PUEBLO
Como bien es sabido, nuestro país se constituyó tal y como lo conocemos ahora, con las grandes oleadas inmigratorias, sobre todo las sucedidas a principios y mediados del siglo XX. Diferentes nacionalidades, creencias políticas y religiosas conformaron el gran conglomerado que hoy nos identifica como país, y que supo integrar las nuevas y diversas culturas, a diferencia de nuestro intolerante vecino del norte Estados Unidos, quien para cada subcultura tiene un barrio propio que los aísla y diferencia. Sobre algo de todo esto nos cuenta La Jerusalém Argentina, el nuevo documental de Iván Cherjovsky y Melina Serber.
El film nos trae la historia y la cotidianeidad de Moisés Ville, un pequeño pueblo rural de Santa Fe, que se caracteriza por estar conformado casi constitutivamente por la colectividad judía. De hecho, fue uno de los primeros asentamientos judíos de nuestro país a principio del siglo XX y ha logrado mantener intacta la impronta religiosa y las costumbres de este pueblo que supo encontrar en las fértiles tierras argentinas, un asilo donde asentarse.
El foco de la película está en el retrato de la cotidianeidad: reuniones entre las mujeres en la comitiva de organizaciones de eventos; la dinámica del club deportivo del pueblo; y los momentos de recreación en familia; entre otras actividades, concretando una radiografía de cómo se vive en este pueblo, que hoy se ha convertido en testimonio de la historia inmigratoria de nuestro país. Al mismo tiempo, el film nos presenta los edificios más importantes que conforman esta localidad, dándole vital importancia al teatro local. También nos permite ser testigos de una ceremonia religiosa tradicional, con sus rituales y cánticos, además de documentar las festividades por el aniversario número 125 de Moises Ville, resaltando la importancia y la insignia que el judaísmo representa y caracteriza a dicho pueblo.
La Jerusalém argentina presenta un relato conciso, pequeño y sencillo de una historia que merece ser contada y retratada. En eso es clave la perspectiva aportada por los realizadores: Cherjovsky es doctor en Ciencias Antropológicas de la UBA (por eso el documental cuenta con el apoyo de la Facultad de Filosofía y Letras) y Serber diseñadora de Imagen y Sonido por la misma casa de estudios, lo cual enriquece enormemente el abordaje de la película.