La muerte patentada
La jugada del peón -2014-, documental de Juan Pablo Lepore, arroja luz sobre un tema silenciado desde el poder y con la complicidad de muchos medios de comunicación para desinformar a la sociedad. No apela, en ningún momento, al maquillaje estético porque la forma y el contenido en este caso singular no son complementarias. La dialéctica para sembrar semillas informativas y que, de esa operación rigurosa en información y testimonios, se generen los mejores frutos en la toma de consciencia deja en claro las intenciones del director, así como su despojo de una búsqueda cinematográfica.
El avance del uso de agrotóxicos y de la sojización es inevitable y más aún en la Argentina, con el 60 por ciento de la superficie cultivable ocupada por la soja, la no prohibición al uso de glifosato a lo que se suma la presión sobre las legislaciones para el patentamiento de las semillas sin posibilidad de que los productores cosechen con otro tipo. El negocio multimillonario detrás de las semillas modificadas trae como consecuencia, luego de todos los procesos con el fin de mejorar la producción, enfermedades en las poblaciones aledañas, a pesar de todos aquellos discursos que procuran confundir a la masa y ridiculizar la lucha silenciosa de víctimas o científicos no comprados por las multinacionales.
Allí se instala La jugada del peón, en el contexto y en la resistencia de ciertos sectores y agentes involucrados por torcer el rumbo de los acontecimientos. La selección meticulosa de testimonios a cámara une la voz de damnificados directos con especialistas que complementan los datos necesarios para comprender en su globalidad de qué se está hablando. El documental se encarga de acompañar cada uno de los discursos desde las imágenes por contraste, que a veces resulta tan binario como pavoroso, tratándose de vidas de millones en juego.
Resuena así la melodía del arriero como himno de la resistencia en la que se puede parafrasear a modo de síntesis con “las ganancias son ajenas y la pena de nosotros”. Necesario y contundente con la esperanza de que no pase desapercibido.