Los Ángeles al desnudo
Ya desde el mismo título el filme propone un claro homenaje a la ciudad de Los Ángeles en general y Hollywood en particular, deferencia con una secuencia musical perfecta en ese sentido, en la cual la autopista se transforma en un gigantesco escenario donde todos bailan. Para terminar por dar cuenta, desde las acciones que cierran la secuencia inicial, que esa fantasía de la vida color de rosa tiene más de falacia que de ilusión.
Se establece desde el principio como un musical, sin embargo, a lo largo de todo el texto fílmico, se va cruzando de género sin deja de ser un musical, pero al mismo tiempo se establece como una comedia dramática, sin ser trágica.
El director sabe jugar con la cámara, con la iluminación de los espacios, haciendo cortes abruptos simultáneamente a lo relatado, personajes incluidos.
Mia (Emma Stone) y Sebastian (Ryan Gosling) comparten un mismo sueño, diferente, pero igual, triunfar en la ciudad de los sueños posibles, la una como actriz, el otro como músico de jazz. Pero sus vidas se cruzarán y allí es donde se establecen los afectos más humanos, donde la realidad establece las elecciones que denotan perdidas.
Mientras ella persigue su destino trabaja como mesera del bar de una productora de cine, de manera paralela lo vemos a él lidiando contra su melancólica idea de ser reconocido como músico de jazz.
Ella se presenta en cuanto casting sea posible, siempre rechazada, él es músico de un conjunto que desarrolla su actividad en fiestas.
En ese encuentro es que se despliega la historia de amor como columna vertebral, dramática del relato, sostenida además, con las muy buenas actuaciones de sus protagonistas exclusivos, ya que los personajes secundarios no tienen demasiado peso ni tiempo en pantalla.
El gran homenaje al Hollywood de la edad de oro se hace cita constante desde los números musicales, (bellisima escena de Mia y Sebastian bailando en una colina casi a la luz de la luna), la escenografía, la puesta en escena en general, y en referencia a directores como Stanley Donnen, Vincent Minelli, sin dejar de lado y haciendo un salto temporal a Woody Allen, ya sea en el cierre de algunos diálogos o implícitamente a “Todos dicen te quiero” (1996), y muy explícitamente a “Rebelde sin causa”(1955).
La realización llega con 14 nominaciones a los premios “Oscar”, precedido por los innumerables galardones conseguidos incluidos los Globos de Oro.
El sueño de muchos que se dedican al arte, el reconocimiento hecho estatuilla, pero que el filme de manera contradictoria desmitifica, ya que Los Angeles es mostrada como una gran trituradora de sueños
(*) De 1997, dirigida por Curtiz Hanson.