El año pasado pudimos ver cómo los hermanos Coen rendían un sentido homenaje a la edad dorada de Hollywood con Hail, Caesar!, ahora le toca el turno de Damien Chazelle. Entre gags de comedia, piezas de musical filmadas en largos planos secuencias, citas a las grandes películas y figuras del star-system, La La Land narra la historia de amor entre Mia y Sebastian.
Ella (Emma Stone) trabaja en la cafetería de los estudios Warner Bros, y va a todo casting que encuentra con la esperanza de que algún día la llamen, pero no parece tener éxito. Él (Ryan Gosling) es un pianista, amante del jazz que busca el modo de abrir su propio club en Los Ángeles. Tienen que pasar varios encuentros azarosos en medio de pequeñas multitudes hasta descubrir que son ese otro que, sin saberlo, andan buscando.
De ahí en más, el relato nos enseña que no es necesario conocer a la persona más importante de tu profesión para lograr el éxito, sino encontrar a esa que motive y acompañe lo suficiente como para llegar a obtenerlo.
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