La película de Víctor Bailo que nace de una investigación de posgrado pone en escena al grupo ambientalista “Unidos por la Laguna de Rocha”, pero también retrata a La laguna como un personaje más.
La Laguna de Rocha a través de un año en su vida. Así elige Víctor Bailo contar la historia de aquel ecosistema en este documental con tintes ambientalistas, en cuatro capítulos, uno dedicado a cada estación del año.
Filmado de manera convencional, siempre en planos exteriores y recorriendo de a poco La laguna, la película introduce primero el tema ecológico brevemente y luego se va introduciendo en la vida de gente que vivió allí desde hace años, que ven en La laguna imágenes de su niñez, o que llegaron de otro lado para quedarse allí, en ese lugar tan calmo. Pero también los aportes de ambientalistas, biólogos y funcionarios en el medio terminan de contextualizar.
El film se torna desparejo en su idea de por un lado retratar lo referente al medioambiente y la contaminación y por el otro la gente que convive allí, que hizo de ese lugar su hogar. Pero es que donde comienza a desviarse especialmente es cuando introducen testimonios de cosas extrañas que pasan en ese lugar, como la sensación de presencias que nunca parecen demasiado creíbles. No está mal que se quiera indagar en lo misterioso que rodea al lugar, pero no logra hacerlo de la manera adecuada.
El principal acierto de La laguna es el de mostrar una realidad no siempre conocida, y que sin dudas merece ser tratada. Por el otro, el film no escapa a escenas redundantes y más largas de lo necesario, y si bien dura una hora veinte se termina tornando un poco larga.