Lo que hay que tener
La vida real y la ficción se entrecruzan en caminos inextricables que solo llevan hacía el sinsentido. Ese pasaje a través de lo inexplicable es lo que los realizadores búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov buscaron al indagar en la paradójica historia de una maestra que intenta dar una lección a sus alumnos pero se ve envuelta en una situación límite que la lleva a cruzar todas las barreras.
El film comienza con la determinante intención de Nadezhda, una profesora de inglés en un pueblo de Bulgaria, de impartir una enseñanza sobre la honestidad a causa de un robo ocurrido en la clase durante el recreo. El culpable no aparece y la maestra da nuevas oportunidades para que el ladrón revele su identidad o devuelva lo que ha robado, pero nada ocurre y solo el silencio y la incomodidad hacen sombra a la resolución de la docente.
A medida que la película transcurre, Nadezhda (interpretada con una sensibilidad maravillosa por Margita Gosheva) surge como una figura compleja y fascinante. Acosada por un leve e inofensivo trastorno obsesivo compulsivo por el orden, es madre, esposa, maestra y traductora en un país con una desigualdad social extrema, donde todos los habitantes ven como su nivel de vida retrocede desde la legalización de la iniciativa privada y el abandono de la economía planificada a principios de la década del noventa.
Cuando el esposo de Nadezhda deja de pagar las cuotas de la hipoteca de su casa, ella deberá pedirle dinero a un prestamista para que su casa no sea subastada por el banco. Esta situación desnuda todo el perverso sistema bancario, la publicidad engañosa, las causas detrás de la prostitución, las estafas de los emprendedores y la delincuencia como trasfondo de un sistema tan injusto como siniestro.
Grozeva y Valchanov narran, con valentía y crudeza, esta historia sobre la encrucijada de una mujer sitiada por unos acontecimientos que se precipitan como una avalancha mezcla de la mala suerte y la mala influencia de una familia pusilánime y patética. El opus analiza de forma brillante, y con una gran meticulosidad, todos los ángulos de esta historia, haciendo hincapié en los primeros planos para destacar las decisiones que transforman el rostro impávido de la protagonista que lucha hasta último minuto para salir de la espiral viciosa.
La Lección (Urok, 2014) plantea, de esta manera, un tema ríspido sobre el comportamiento humano, llevándolo hasta sus confines, donde todo es posible y los valores que promueven la ética y la moralidad se vuelven confusos e imprecisos, parte de un discurso y una ideología ciega a la oscura realidad del neoliberalismo. Allí donde la excepción se vuelve la regla y la imposibilidad de mantenerse en la legalidad es la única forma de salvaguardar la dignidad y decir basta es donde el film pone la cámara, divide las aguas y defiende su posición para entregarnos una obra maestra sobre las contradicciones sociales.