Cuando la moral se ve acorralada por lo inesperado
La profesora de inglés de un colegio de pueblo es muy correcta y exigente. Cuando alguien le robó a una compañera, ella hace registrar bolsillos y mochilas. Si el culpable no aparece, cada uno pondrá un dinerillo para compensar a la damnificada. Aquí capaz que pegan el grito en el cielo por exceso de autoridad, pero la historia transcurre en Bulgaria, donde tal vez las profesoras todavía tengan algún peso.
El problema es que de pronto ella descubre que le faltan muchísimos pesos. El bueno para nada de su marido no pagó la hipoteca, y la casa será rematada dentro de tres días. ¿Cómo conseguir la plata? El banco los hizo caer con una publicidad engañosa ("Interés fijo. Si llega a cambiar, le avisamos") y no da más créditos, el padre tiene dinero pero están peleados con justa razón, no queda otra que acudir al prestamista (un mugroso de remera infantil al frente de una lavandería) o asaltar un banco. Claro, eso es algo que uno dice, pero no hay cómo. ¿Entonces?
La actriz a cargo se llama Margita Gosheva, puro nervio perseguida por la cámara. Los autores, Kristina Grozeva y Petar Valchanov, que con esta primera película ("basada en hechos reales") iniciaron una trilogía moral sobre la sociedad de su país. Este año presentaron la segunda, "Slava" (gloria), sobre un tipo que devuelve un dinero encontrado y así le agradecen. Y los maestros de Grozeva y Valchanov son, qué duda cabe, Ken Loach y los hermanos Dardenne. Buenos maestros, y buenos discípulos. Bien.
Dos detalles: Ken Loach tiene una película muy buena donde un trabajador se enfrenta a un usurero, "Raining Stones", que aquí se llamó "Como caídos del cielo". Y la única búlgara que acá se estrenó con recordado éxito fue la excepcional "Cuerno de cabra", de Metodi Andonov, en 1973. Entonces los autores de "La lección" ni siquiera habían nacido.