Un burócrata francés es enviado a la Guayana Francesa para crear en ese territorio una pista de esquí. La empresa parece absurda (lo es) y la película trabaja sobre el choque de dos mundos y lo imprevisible para crear algo así como una comedia. Que funciona de a ratos, porque cae en el viejo truco de que lo único que quiebra barreras culturales es la inamovilidad de la burocracia y no sale de ahí, aunque por momentos encuentra algo de inspiración.