ELLOS SE VENGAN
En su promisorio debut (“Corazón solitario”) Crazy Hooper había retratado con mucha calidez un mundo sentimental y laboral en plena retirada. Y aquí se interna entre los bosques de Pennsylvania para hablarnos de la crisis laboral y de las otras en ese territorio, el más golpeado por la pobreza. Es la historia de dos hermanos que trabajan en una acería acechada por la crisis. Algo así como Caín y Abel. Russell (Bale) seguirá allí, por inercia familiar. Y Rodney (Affleck), ex combatiente, apuesta, pierde y acabará peleando por plata en la calle. No hay dinero ni esperanzas, parece decirnos Heart, sólo violencia, desocupación y vidas grises. Russell, a la manera de una alegoría cristiana, va la cárcel, carga con culpa ajena, su novia, lo abandona, su padre agoniza y su hermano anda de mal en peor. Y encima las mafias empeoran todo. El filme cae en tantos lugares comunes, es tan obvio en sus comparaciones (la caza del ciervo y el martirio de su hermano), tan anunciado el desenlace y tan exagerada en la pintura de sus personajes (Woody Harrelson como villano absoluto se pasa de rosca) que no hay mucho para rescatar.