Historia de dos hermanos tan opuestos como con aristas similares; historia de ciudadanos relegados de una sociedad que los ignora; historia de un bueno al que la vida no para de golpear una y otra y otra vez; eso es La ley del más fuerte, segundo largometraje de Scott Cooper luego de la mucho más lograda Loco Corazón.
Russell Baze (Christian Bale) vino a la vida a sufrir. Trabaja en una fundidora, mantiene una relación de pareja con Lena (Zoe Zaldana), cuida de su padre moribundo (Bingo O’Mally) y de su hermano Rodney (Casey Affleck) que participo en la Guerra de Irak y al regresar no hace más que meterse en problemas. Viven en un barrio obrero y la pelea día a día.
Pero un hecho fortuito lo cambia todo y termina en prisión por un accidente. Al salir, la vida estable que había conseguido a dura pelea se ha desmoronado, Lena lo ha abandonado casándose con el comisario (Forrest Withaker), su padre murió, y Rodney ya no sólo se relaciona con usureros como John Petty (Willem Dafoe), sino que va más allá metiéndose en el submundo de Harlan DeGroat, un matón de baja estopa, que trabaja con Petty y que organiza peligrosísimas peleas clandestinas.
Russell intenta rearmar su vida, no baja los brazos, trata de reconstruír los vínculos con su hermano y con su tío (Sam Shepard), y salvarlo al primero de todos los problemas en los que se mete; pero un nuevo giro del destino lo volverá a ubicar en una encrucijada, y ahí sí deberá tomar cartas definitivas en el asunto, así sea que deba empuñar un arma.
Cooper dirige y co-escribe un drama duro y potente, que intenta reflejar la dura vida de aquellos estadounidenses a los que Hollywood no pone su mayor foco de atención. Cuenta con buenos elementos, una premisa interesante, buen equipo técnico, y un elenco envidiable para un film más o menos independiente como este.
Sin embargo, en la suma de elementos, el resultado no cierra todo lo perfecto que pudo ser. El argumento se reciente con una serie de hechos fortuitos, como vallas que Russell deberá atravesar para cruzar el camino del antihéroe. El ritmo se reciente ante un clima pesado, acorde a la historia, pero que termina por agobiar, hasta lograr que se pierda algo de atención.
Christian Bale mantiene el rostro pétreo natural de siempre aunque su personaje de buenazo le permita alguna sonrisa. Casey Affleck, Woody Harrelson, Sam Shepard y Willem Dafoe lucen realmente convincentes otorgando matices variados a sus complicados roles.
Una fotografía seca, ascética, de tonos grises y azulados; y la falta casi total de humor o escenas descontracturantes, suman al clima duro que predomina en el film. Un aspecto que suma seriedad al asunto, le aporta responsabilidad, pero no ayuda a que el asunto sea algo más llevadero.