La ley del más fuerte se constituye sobre la base de un drama familiar, casi un western urbano y contemporáneo de nuestros tiempos, que se percibe intensamente ajeno a las exageraciones y golpes bajos comunes a este tipo de relatos. Un pueblo golpeado por la desindustrialización pinta un paisaje desgarrador repleto de drogas, alcohol y peleas clandestinas. Y este es el contexto en el cual Rodney Baze se moldea al margen de su lucha interna con sus propios demonios que trajo consigo de la guerra de Irak. Y en el fondo de una escena en un bar se puede apreciar cómo Obama se afianza en su carrera presidencial mientras el desganado Rodney se pregunta "¿Qué ha hecho mi país por mí, después de todo lo que he hecho por él?". Son hechos como estos los que harán que Rodney termine mal y su hermano (Christian Bale) se vea obligado a tomar cartas en el asunto.
Out of the furnace (tal su título en inglés) adelanta ya desde el título que no se trata de una historia en el estilo tradicional de Hollywood, ni tampoco de sus lugares más bonitos y pomposos, sino de aquellos costados recónditos habitados por gente que vive marginada de la realidad de las grandes ciudades. Algo con lo que probablemente la mayoría de los países del mundo pueden identificarse. Si bien es cierto que el contexto del film es un escenario mucho más sucio y desarraigado que los habituales, lo triste es que a fin de cuentas nada se sale de los parámetros de lo convencional, y es solo gracias a sus personajes e interpretaciones que logra mantener en vilo al espectador hasta el final. Destaca entre las actuaciones, la del bueno de Woody Harrelson que hace aquí de malo maloso tatuado hasta en donde el sol no pega. Bien bad-ass y muy alejado del registro del personaje encarnado recientemente en True Detective cuya característica definitoria era la ambigüedad moral de un agente policial que busca justicia pero íntimamente es un condenable padre de familia. En este caso Woody es plenamente malo y lo tiene bien claro. La escena inicial lo muestra golpeando violentamente a una de las muchas víctimas que castigará durante todo el film, adelantando la naturaleza violenta y amenazante de semejante antagonista.
El cine particularmente ha exprimido en exceso el viejo proverbio del general Pierre Choderlos de Laclos "La venganza es un plato que se sirve frío" y quizás sea por eso que a pesar de las muchísimas formas de las cuales se puede aplicar dicho castigo, cada vez es más difícil que una historia tome por sorpresa al espectador. Una vez finalizada La ley del más fuerte puede quedar esa sensación de vacío que lleve a preguntarse cómo se puedo haber disfrutado del film y no recordar ningún momento con especial énfasis. Y es que a pesar del trabajo bien trazado por parte del director y sus colaboradores, esta historia de venganza no suma nada a todas aquellas que ya hemos visto en otras películas, libros o series manifestado la condenable falta de ambición del guión.