Hallmark no se murió, Hallmark no se murió…
Casi un mes atrás, se vio una nueva versión del mito japonés, 47 Ronin, película que contaminaba la historia original con ribetes poco imaginativos de fantasía y hasta incluía un protagonista inexistente, el personaje de Keanu Reeves. Hace una semana se estrenaba Yo, Frankenstein; pastiche fantástico y suerte de crossover temporal del clásico romántico de Mary Shelley. Hoy es el turno de La Leyenda de Hércules, deudora de la corriente que comenzó con 300, centrada en la recuperación de la épica pero mezclada con la fantasía y los mundos creados por computadora, no sólo en las imágenes de lugares inexistentes sino también en la representación artificial de elementos como la sangre y ralentís.