Venganza sin fin.
En clave de falso documental, La leyenda de la viuda expone los clichés del género, pero con una propuesta interesante en torno a la estructura del relato. Es así que el film logra condensar en su duración una entretenida y dinámica sucesión de eventos inesperados que atraen la atención del espectador.
La leyenda de la viuda cuenta la historia de un bosque ruso encantando por una mujer quién, según la creencia popular, busca venganza por sufrir una muerte violenta al ser acusada de asesinar a su marido infiel. Desde aquel momento (fin de la Segunda Guerra Mundial) el espíritu de la viuda va en búsqueda de víctimas para poseer sus cuerpos y así perpetuar el encanto, por consiguiente, sostener su venganza. Para conocer esta historia mítica, la película propone un acercamiento a un grupo de rescatistas que a diario intentan salvar a personas perdidas en los bosques; en el equipo, además viaja una reportera que está grabando un documental sobre el tema. De pronto, y como puntapié del drama, lo que comienza siendo un registro documental sobre cómo salvar víctimas, terminará siendo la documentación en primera persona de su propio rescate.
Como en El Proyecto Blair Witch, hay dos elementos que La Leyenda de la Viuda toma prestados: el motivo (hay una bruja en el bosque) y la estructura (el falso documental). Sin embargo, en ampliación a este último, la película agrega un punto de vista adicional. Si con Blair Witch sólo veíamos lo que las cámaras de los protagonistas grababan, en este caso, además tenemos una segunda mirada de carácter omnisciente. El entrelazado de estos dos puntos de vista crea un ritmo interno en la película, haciéndola muy fluida.
A su vez, crea la ilusión de un doble verosímil: el de la ficción construida por esta mirada omnisciente que sirve de referencia para el espectador aportando datos de tiempo, lugar y detalles (vemos desde una mirada privilegiada todo lo que los personajes viven y sienten sabiendo que algo malo les está por pasar); y el otro, es el de las imágenes que ellos captan con sus propias cámaras. No hay guion porque en este caso la ilusión es de realidad. Es decir, la impresión de realidad que crea la cámara en mano y la espontaneidad de la puesta en escena sellan con el espectador un pacto irrevocable.
La alternancia entre estos dos puntos de vista, aportan, además de dinamismo, aire fresco al repertorio de clichés propios del género. Es por eso que La Leyenda de la Viuda también se toma la licencia para hacer algunos chistes políticos en relación al conflicto entre Rusia y Estados Unidos. Pero, tal vez, lo más interesante es cómo presenta el drama. Hay una intención de contar varias cosas al mismo tiempo aportando varias tramas paralelas, que finalmente confluyen en el núcleo del problema. Pareciera que los personajes van variando sus motivaciones a lo largo que el film les presenta los obstáculos.
Los rescatistas cometieron un error (sin saberlo) por seguir al pie de la letra lo que sus manuales proponen. Esto los llevará a recorrer un largo y accidentado camino con sorpresas y plot twists inesperados, mientras transitan el bosque encantado buscando una salida. Ya no importa el protocolo, lo único que vale es mantenerse con vida. ¿Lo lograrán?